Los seres humanos al nacer somos así ...
inmensos como el mar...indomables, imprevisibles...como el tiempo...
Nuestros hijos son el mar, lo conocido-desconocido de nosotros mismos ...
cuando nos convertimos en padres nos transformamos en el barco....
Por mucho o poco que sepas navegar, que sepas dirigir tu propia nave...al final el que decide es el mar, a
los barcos les toca prepararse para los buenos viajes y para los más difíciles...y fluir con él, amarle,
observarle, acompañarle, conocerle, aprender de él....aprender ... así conseguirá ser mejor navegante...
...y cuando lleguen la peores tormentas o un descuido no le haga estar atento...puede fluir...o morir
en el intento...
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